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“Tótem”: la infancia como destino.

La directora mexicana Lila Avilés regresa a las pantallas de Bruselas con su segundo largometraje, "Tótem". Una conmovedora composición coral que narra un día en la vida de una familia. Una familia que hace lo que puede para hacer frente a la muerte que acecha a la vuelta de la esquina. En el Palace a partir de hoy.




En 2018, en "La Camarista", Lila Avilés siguió el día a día de una trabajadora en un hotel. En aquel primer intento como directora, ya apreciamos el ojo sensible de Avilés, su atención al detalle y su capacidad para observar la dinámica de las relaciones. Son cualidades que volvemos a encontrar en "Tótem", en la que se adentra en el microcosmos de la celda familiar.


Es la historia de un día. El tipo de día que recuerdas el resto de tu vida. El tipo de día que te da un "antes" y un "después". Esos días en los que todo importa. Es el cumpleaños de Tona, el padre de Sol, una niña de siete años. Toda la familia se organiza para que sea una ocasión memorable: preparan una tarta, se tiñen el pelo y se disfrazan. Incluso llaman a una curandera para que ahuyente a los malos espíritus de la casa. Pero esta vez la fiesta tiene un sabor amargo. Tona está enfermo de cáncer y todos tienen claro que éste podría ser su último cumpleaños.


Lila Avilés nos presenta un mural que pinta ante nuestros ojos por capas. Dentro de los confines de la casa, las escenas se acumulan como piezas de un rompecabezas. La cámara enfoca retazos de vida que iluminan una parte diferente de la historia. Poco a poco, el cuadro va tomando forma y la familia se aferra para evitar que se resquebraje. Una familia reorganizada por la enfermedad, en la que cada uno desempeña su papel, elegido o impuesto. Para Tótem, la directora vuelve al hogar y observa cómo los personajes lo habitan y se habitan a sí mismos.


Los diálogos y silencios de Avilés dan en el clavo. En una misma escena conviven lo que se dice, lo que se quiso decir y lo que se piensa pero nunca se dice. Lo que no se habla en frente de los niños, en un intento desesperado de protegerlos. Los personajes hacen lo que pueden para expresar su amor por Tona. Lo intentan. En este aniversario, se encuentran a la vez juntos y terriblemente solos. Y tratan de mantener un ambiente festivo, con la cabeza y los ojos llenos de lágrimas.


Lila Avilés se formó en el teatro, un pasado palpable en el espíritu de compañia que brilla en "Tótem". La construcción a contracorriente de un verdadero clan familiar es impresionante. Donde la suma de individualidades forma un ensamble sólido. Aunque llegó al cine como autodidacta, desde su primera película la directora optó por un impresionante elenco de actores sin formación dramática. Esta elección se vio coronada por el éxito de crítica y popular. Cuando se trata de cine de autor, rara vez se es profeta en su propio país. No es el caso de Tótem, que ganó tres premios en el Festival de Cine de Morelia y fue elegida para representar a México en los Oscars.


En competición en la Berlinale 2023, "Tótem" consagra a Avilés como una figura importante del cine mexicano. Una industria en plena reconfiguración, tras la oleada de películas de Guillermo del Toro, Alejandro Iñárritu y Alfonso Cuarón. La directora de 42 años encarna un cine de autor deliberadamente tranquilo. Un cine de historias sinceras y sensibles, con nuevos puntos de vista, lejos de la violencia de algunas otras producciones nacionales. En "Tótem", la sencillez es la clave de un retrato familiar universal. Es una joya que esperamos que toque la fibra sensible de los cinéfilos de Bruselas, donde los programadores son desgraciadamente temerosos a proyectar películas latinoamericanas.





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