Las Flores, una tienda mexicana que abrió hace tres años, está ubicada en un barrio residencial de Woluwe Saint-Pierre. Detrás del mostrador y los fogones está Olivia, una chilanga deseosa de compartir los secretos de la cocina mexicana.
Reproducir platos mexicanos en Bélgica no es tarea fácil. Esta cocina tan popular requiere a menudo mucho tiempo y, sobre todo, ingredientes especiales imposibles de encontrar en el mercado. Pero eso era antes de que llegase Las Flores. Desde hace tres años, esta tienda, situada a dos pasos del Ayuntamiento de Woluwe Saint-Pierre, se abastece de todo tipo de comida mexicana, con una gama de productos en constante evolución.
Durante mi visita, conocí a Olivia, la impulsora del proyecto, con su inagotable energía. Lleva dieciséis años en Bélgica y se toma su tiempo para explicarme su historia, la génesis de la tienda y todos los productos que ofrece.
De México a Woluwe, sin escalas.
Hay varias cosas que diferencian a Las Flores de otras tiendas de alimentos latinoamericanos. En primer lugar, la selección de productos. Como tienda específicamente mexicana, Olivia selecciona sus productos con sumo cuidado. Antes de abrir la tienda, ella y su marido ya importaban vino, tequila y mezcal mexicanos. Esta experiencia le dio los recursos y contactos necesarios para importar estos productos ella misma y ofrecer una gama única. Por ejemplo, nunca antes había visto en Bruselas productos como el atole o algunos chiles.
Porque cuando uno piensa en la cocina mexicana, piensa en chiles. En México hay más de sesenta tipos diferentes de chile. En Las Flores encontrará los más utilizados en la cocina tradicional: pasilla, guajillo, árbol y ancho (5€ los 100g). Los más aventureros se dirigirán hacia los chiles secos para empezar recetas desde cero. Otros encontrarán salsas o pastas de chile ya preparadas para reducir el tiempo de preparación. Además de chiles, Olivia también envasa hierbas aromáticas para dar un último toque de sabor a todas sus recetas: orégano mexicano, epazote, hojas de aguacate (utilizadas en la birria) u hoja santa (a menudo utilizada en tamales o como infusión).
Obsesión por los sabores auténticos
A pesar de ello, algunos productos siguen estando prohibidos en Europa. En particular, los productos lácteos. Pero a Olivia no hay quien la pare. El Queso Oaxaca, imprescindible en las famosas quesadillas, está prohibido. Olivia se propuso encontrar una versión local y probó todos los quesos del mercado hasta dar con la joya rara. Al final, fue en una tienda turca de Alemania donde encontró al afortunado (5,2€ el paquete). El resultado es impresionante en textura, color y sabor. ¡Incluso en la forma de derretirse!
Otra particularidad de Las Flores es que está gestionada por una cocinera. Antes de abrir la tienda, Olivia apoyaba a un restaurante mexicano en Ixelles, «El Mexicanito». Allí se inició en la cocina. Es una experiencia que trajo consigo cuando abrió la tienda. En el mostrador, encontrará una serie de preparaciones envasadas al vacío y listas para calentar. El plan perfecto para una improvisada noche de tacos: varios rellenos (carne al pastor, cochinita pibil, 12€ el equivalente a 6 tacos), carne desmenuzada y ¡guacamole!
Para completar la oferta, Olivia también vende tortillas frescas (de maíz azul o blanco, 6,5€ por una veintena), directamente desde su pequeño taller de Anderlecht. Un taller que suministra tortillas a los mejores restaurantes de Bruselas. En los últimos años, el auge de la cocina mexicana en Europa la ha llevado a abastecer a restaurantes, tanto mexicanos como otros. «Es el boca a boca, pero ya ves, ¡hace años que eres mi cliente sin saberlo!», se ríe.
Y si tienes antojito mientras haces la compra, Olivia ofrece una gran variedad de tortas y tacos para llevar. Situada frente a un instituto, sus bocadillos calientes son un éxito entre los adolescentes. «Aquí la gente no tiene miedo a descubrir nuevos sabores», dice Olivia entusiasmada. Prueba de ello es el pequeño mapa que hay detrás del mostrador y que muestra la procedencia de sus clientes. La cocina mexicana hace las delicias de paladares de todo el mundo. «Los clientes asiáticos vienen por los chiles y los sabores agridulces, y también tengo una clientela africana que busca específicamente la harina de maíz Maseca para hacer pan». La tienda también atrae a un gran número de personas de EEUU, que conocen la comida callejera mexicana que se puede encontrar en cualquier ciudad estadounidense.
La esencia de Las Flores es este amor por compartir. Mientras paso dos horas con Olivia, la tienda nunca está vacía. El teléfono no para de sonar. A cada cliente le da una recomendación, un consejo. Cuando me acerco al mostrador con atole y flores de calabaza, me cuenta cómo las prepara. ¿Su sueño? Que la tienda sea tan popular que pueda servir a la gente directamente de la olla. «La comida es la base de nuestra cultura. Es nuestra forma de decir 'te quiero'. Y así es como sales de Las Flores con el estómago y el corazón recargado.
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