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Teatro: "Antigon in the Amazon", de Milo Rau.

Tras una serie de representaciones en Gante el año pasado, la compañía del director suizo regresa a varias ciudades belgas con "Antigon in the Amazon", una inmersión del antiguo personaje en la selva brasileña y sus problemáticas contemporáneas.


© Kurt Van der Elst


¿Qué sería de nuestros mitos fundacionales confrontados con las realidades de hoy? ¿Qué tendrían que decir sobre nuestra época? Esta es la premisa de la Trilogía de los Mitos Antiguos de Milo Rau. Una epopeya que concluye con Antígona en el estado brasileño de Pará, tras haber transportado previamente a Orestes al corazón del Estado Islámico y a Jesús al centro de un campo de refugiados en Italia. 


En su historia, la Antígona del siglo XXI es Kay Sara, una activista brasileña del Movimiento de los Sin Tierra. Una mujer que lucha por proteger la selva amazónica de las fuerzas destructivas del agronegocio, apoyado y legitimado por el Estado brasileño. Acompañado por varios actores flamencos del NTGent, Milo Rau se une en 2019 al Movimento dos Sem Terra (MST) para adaptar el clásico de Sófocles a las batallas actuales que se libran en la Amazonia.


Claramente, el paralelismo no es el más evidente. Sobre todo para los espectadores que, como yo, no conocen la historia de Antígona. ¿Se mantendrá la hipótesis inicial? El temor a un concepto metido con calzador me asaltó cuando los primeros minutos se detuvieron en la génesis del espectáculo, su desarrollo y sus bastidores. Afortunadamente, una vez dadas estas claves para entender el espectáculo, "Antigon in the Amazon" se aleja poco a poco de ser una charla TED. 


La obra comienza y sigue paso a paso la estructura de su homóloga antigua. Los clásicos griegos tienen su origen en las canciones que se cantaban en la época de la cosecha. La obra de Sófocles hunde sus raíces en la tradición campesina, y su versión moderna marca este regreso a la tierra, a esa parte del globo que mejor cristaliza tanto la tragedia social como la ecológica.   


En su forma amazónica, el antiguo coro redescubre su función dramática, la de la voz colectiva que dirige la acción militante al tiempo que anuncia la tragedia. En abril de 1996, 19 militantes del Movimiento de los Sin Tierra fueron asesinados por la policía mientras bloqueaban una autopista. La crueldad del hombre es la misma en Tebas que en Pará.


"Muchas cosas son monstruosas, pero no hay nada más monstruoso que el hombre". La víctima más joven, Oziel, se convierte en el símbolo de esta lucha. La conmovedora interpretación de Frederico Araujo, mezcla de rabia y tristeza, nos sumerge en esta lucha por la tierra y la Tierra. Una lucha por el respeto a las minorías sacrificadas en el altar del orden y el beneficio. 


En la versión antigua, el personaje de Antígona se rebela contra el orden establecido para honrar a sus muertos. A modo de metáfora, entendemos que la obra pretende rendir homenaje a las víctimas del 17 de abril del 96 mediante una reconstrucción minuto a minuto de los hechos. Es un deber de memoria necesario para personas cuya cosmología ve al pasado de frente, siempre ahí, siempre visible. El trasplante brasileño de Antígona, figura de la lucha entre poderosos y humillados, tiene sentido. Resuena su oposición a la despiadada ley liberal de la propiedad privada, que le impide enterrar a sus hermanos y aplasta las tradiciones de su pueblo.


© Kurt Van der Elst


Hay un diálogo constante entre la actuación en el escenario, los ritmos compuestos en directo por el músico Pablo Casella y las palabras más articuladas proyectadas en la pantalla. Está claro que asistimos a una producción artística original que ha decidido liberarse de todos los códigos. Kay Sara, una Antígona moderna, proyectada en la pantalla, da la palabra a Oziel, que está presente con nosotros. La activista brasileña renunció a su tercera dimensión sobre el escenario para continuar la lucha en su país. "Antígona en el Amazonas" conecta con las luchas de Sem Terra sin distraerlos de ellas. 


Reflexionar sobre la actualidad de nuestros mitos fundacionales. Milo Rau lo consigue en "Antigon in the Amazon". La comparación es compleja, a veces intelectualizante. Sin embargo, las explicaciones iniciales no frenan los momentos de emoción que siguen: la música de Pablo Casella, los monólogos de Frederico Araujo, las dudas expresadas por los actores flamencos sobre su legitimidad para interpretar esta historia, la voz dada a los testigos de la tragedia.


Figura emblématica del teatro documental, Milo Rau difumina las fronteras entre arte y realidad. Este enfoque recuerda a otros movimientos artísticos latinoamericanos que aúnan dos términos aparentemente contradictorios: el realismo mágico y el periodismo narrativo, que juegan con los límites entre realidad y ficción, objetividad y subjetividad. 


El director consigue ofrecer un teatro comprometido sin ser moralizante ni aburrido, y sin dejar al espectador con una sensación de impotencia una vez que cae el telón. La fuerza de Milo Rau reside en que considera realmente el arte teatral como un motor. Una caja de resonancia, gracias a un trabajo concreto y a largo plazo sobre el terreno. Las pancartas del movimiento MST alrededor del auditorio y el llamado a firmar la petición del 13 de mayo en el programa nos dan una idea de su convicción de que el teatro puede tener un impacto en el mundo. 


Tras las primeras citas en Gante el año pasado, "Antigon in the Amazon" se representará en varias ciudades de Flandes en el primer semestre de 2024. 


Brujas: 30 de enero de 2024

De Warande - Turnhout: 7 de febrero

Amberes - De Singel: 01/02 marzo 2024

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