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Kinolatino: América Latina en pantalla grande.

Del 11 al 20 de abril, el festival de cine latinoamericano Kinolatino se apodera de las salas de cine de varias ciudades belgas. En el programa: largometrajes, una noche de cortos, gran cantidad de documentales y una mesa redonda sobre el estado de la producción cinematográfica en el continente.



¿Cuándo fue la última vez que vio una película latinoamericana en un cine de Bruselas? A pesar de una gran diversidad de puntos de vista, directores y actores de talento y premios en festivales internacionales, el cine latinoamericano sigue teniendo poca visibilidad en nuestro país. Los organizadores de Kinolatino están decididos a poner remedio a esta situación, con una quincena de proyecciones de películas inéditas procedentes de los cuatro puntos cardinales del continente.


El programa apuesta por la diversidad, tanto de géneros como de países de producción. Algunas películas me llamaron la atención. El otro hijo cuenta la historia de un adolescente que rehace su vida tras la muerte accidental de su hermano. El director colombiano Juan Sebastián Quebrada utiliza los códigos del teen-movie para contar una conmovedora y moderna historia de duelo. La película brasileña Pedagio aborda el conflicto familiar que estalla cuando una madre de los suburbios se entera de que su hijo es gay. Hará lo que sea para reunir el dinero necesario para enviarlo a terapia de conversión. Por último, El caso Monroy es una oportunidad para ver un género poco visto en nuestro país: la comedia latinoamericana. La película del director peruano Josué Mendez sigue las peripecias de un funcionario jubilado que, tras una visita a una cárcel de mujeres, redescubre el sentido de su vida ayudando a las reclusas a reinsertarse. Una comedia irónica sobre el sistema penitenciario peruano.


Además de largometrajes, la programación de Kinolatino incluye documentales. Se trata de un mundo propio de América Latina, la tierra del periodismo narrativo, donde los códigos de la ficción se utilizan para contar historias reales. El programa también se centra en los "microdocumentales", que parten de un punto de vista concreto y luego lo amplían para abordar una tematica más universal. Es un estilo que ya hemos visto en muchos podcasts de la región, y que parece repetirse en los documentales. Por ejemplo, el documental mexicano El eco habla del medio ambiente siguiendo el desarrollo de unos niños en una pequeña comunidad aislada, en total armonía con la naturaleza. Samuel e a luz filma el Brasil contemporáneo y toma como punto de partida la llegada de la electricidad a un pueblo a través de los ojos de un niño. En el documental Ana Rosa, la directora colombiana Catalina Villar repasa la historia de la psiquiatría y el lugar asignado a la mujer hilvanando la historia de su abuela, sometida a una lobotomía.


El festival también pretende poner de relieve los vínculos históricos y artísticos entre nuestro país y América Latina. El realismo socialista, de la directora chilena Valeria Sarmiento, es un proyecto muy original. Edita la película realizada por su difunto marido (Raúl Ruiz) en 1973. Ruiz había realizado una sátira política que ponía de relieve las discrepancias en el seno de la revolución socialista de Allende, donde coexistían las élites intelectuales de izquierdas y la clase obrera. Obligado a huir de su país cuando Pinochet tomó el poder, la película fue finalmente editada 50 años después por su viuda. La película fue posible gracias a documentos encontrados en la Cinémathèque de Belgique. La película histórica Notas para una película cuenta la historia del ingeniero belga Gustave Verniory, que trazó el ferrocarril del país en 1889. Este proyecto supuso la culminación de la colonización de los territorios mapuches de la Patagonia.


Kinolatino es también una ocasión única para conversar con los artistas. El 17 de abril se celebrará en el Centre administratif de la Ville de Bruxelles una mesa redonda sobre la producción cinematográfica latinoamericana, en la que participarán los directores Daniela Goggi (El rapto), Tito Jara (El rezador), Fernando Arze (Los de abajo) y Felipe Gálvez (Los colonos).


Tras la desaparición de Peliculatina hace unos años, el cine latinoamericano cuenta por fin con un festival específico en Bruselas. Se trata de una iniciativa bienvenida para dar a conocer los talentos del continente y la diversidad de sus miradas y formatos. Kinolatino contribuye a dar a conocer producciones poco representadas aquí y a apoyar una industria que a menudo no puede sobrevivir sólo con el consumo interno. El festival tiene ambiciones nacionales, con proyecciones en Bruselas, Lovaina, Amberes, Nivelles, Lieja y Namur, y es de esperar que el éxito de esta iniciativa conduzca a una mayor distribución de películas latinoamericanas en nuestro país.


Para conocer todos los detalles del festival, pulse aquí: www.kinolatino.be

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